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Lo que me hizo pedazos.

Foto del escritor: Hilda AcevesHilda Aceves

Lo que me hizo pedazos y lo que arreglé con el pritt del perdón (ay siiiiii).


Me encantó el título, suena súper dramático pero es más real que un tigre jugando básquet y tragando cereal (si no sabes que hablo del tigre Toño de zucaritas, me preocupa bastante tu infancia).


Lo cierto es que nuestras vidas no son perfectas. De hecho, están llenas de “pruebas” que nos hacen más fuertes, pero sobre todo, que nos dejan enseñanzas para no cometer los mismos errores.


Alguna vez te has preguntado: “¿Por qué siempre me pasa “x” cosa?” Bueno, pues para mí, la respuesta más sencilla es: No has aprendido que debes cambiar el camino, es decir, debes cambiar tu forma de hacer las cosas para que “x” deje de aparecer. Aprender de cada una de las veces que has tomado caminos distintos y encontrar en dónde está la constante de tu fracaso.


Todo lo que escribo en este espacio está lleno de vivencias personales y no, no es por llamar la atención. Es simplemente porque creo que no hay nada más humano y real que equivocarse y qué mejor que poder experimentar esos errores en cabeza ajena.


A lo largo de los textos que he publicado siempre menciono la importancia de perdonar… lo que nunca les había dicho es que perdonar no es taaaaan fácil como lo planteo.


Hace unos días tuve una discusión con un miembro de mi familia (sujeto A) , que me conoce taaan bien que sabe que la única forma de lastimarme es enfrentándome con la persona que más amo en la vida. Equiiiissss para no hacerles el cuento largo, al día siguiente “Sujeto A” me pidió una disculpa y por alguna extraña razón me costó muchísimo aceptarla ( i meaaan, muchísimo. Más de un día) y no entendía por qué … hasta que llegué a la siguiente conclusión:


Cuando perdonas a alguien con el corazón y con plena conciencia, de alguna manera estás aceptando que te hizo daño, que te volviste vulnerable con la herida en algún punto, pero sobre todo estás decidiendo curar esa herida por ti misma y con tus recursos para seguir adelante.


A veeer si me expliqué… prácticamente es como si Juanito en la primaria te hubiera rasguñado y tú tuvieras que gastar tu domingo (Sí, los 20 pesitos que te daban tus papás para tu Boing o tu boligoma) en la caja de curitas, el alcohol y ocupar 5 minutos de tu recreo para limpiarte esa herida. O seaaaa a quién le va a gustar eso, estás pagando consecuencias de algo que ni siquiera hiciste.



*Hint: No digo que tú no hayas tenido la culpa de esa herida. Tampoco estoy jugando el papel de víctima, pero ese tema se va a tocar en otro momento.



Verlo así también ayudará a realmente entender qué cosas te lastiman, por qué lo hacen y no dejar que el mismo cutter te navajeé dos veces (o más). Por que eso sólo hará que te pases la vida esperando a que la otra persona cambie y deje de lastimarte. Eso es bieeen difícil que pase, además de que tú eres la única responsable de protegerte del daño que los demás puedan hacerte.


Lo que quiero lograr con esto es que de ahora en adelante perdones con conciencia, que le des el valor que se merece a esta palabra tan bonita e importante.


Y btw… todo se regresa en esta vida, en la medida en que perdones con conciencia y aceptes lo errores de los demás, también serás perdonada (suena a choro bíblico i know).


Pero probablemente lo entiendas hasta que lastimes a alguien y esperes esa persona te perdone, aceptando tus errores pero sobre todo que te vuelva a tener un cariño por convicción y no por obligación.


*Hint: Pedir perdón es inteligente, pero perdonar lo es más.




Fotografía por: @isoaesthetics


 
 
 

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